Astrid Bergès-Frisbey: una actriz que se hace notar

Texto por: Marta Martinez

En todas las clases, siempre hay algún alumno que despunta entre todos, un pupilo al que el profesor aparta en privado y le dice algo como: “Tú tendrías que empezar a trabajar ya.” Exactamente, lo mismo que le dijo su primer profesor de interpretación a Astrid Bergès-Frisbey, después de tomar un corto pero intenso periodo de clases amateur. Con 17 años, Astrid– nacida en Cataluña y criada en la campiña francesa– tenía planes de futuro bastante convencionales, como hacer la selectividad para ser osteópata. No obstante, el fallecimiento de su padre propició que se tomase un año para pensar lo que realmente quería hacer con su vida: ser actriz. 

Astrid Bergès-Frisbey

Desde entonces y durante los últimos quince años, la actriz franco-española ha participado en todo tipo de papeles: desde Syrena, la sirena en Piratas del Caribe 4– rodada en Hawai, donde tuvo complicaciones con el idioma, al ser su primer papel internacional–pasando por la discípula de Merlín en la película de Guy Ritchie, el Rey Arturo: La leyenda de la espada, hasta interpretar a Nadine  en Alaska (2015), con un perfecto italiano. 


A día de hoy, habla cinco idiomas, con los cuales ha hecho malabares para su último papel en el nuevo thriller de atracos de Jauma Balagueró. Como ella explica, “En The Vault fue un lío. Pensaba que parte iba a ser rodada en Gran Bretaña (…) Al final todo se rodó en Madrid, y siempre es muy difícil trabajar en un idioma que no es el tuyo, metido en un equipo medio español”. Sobre todo, teniendo que interpretar a la misteriosa Lorraine, de la que ni siquiera se podía descifrar su acento.

Cómo despuntar es su estilo, para ella “fue un trabajo bastante obsesivo” que no fuese “solo la hija-de o el-interés-amoroso-de.” Lorraine tenía que hacerse notar, incluso si para ello hacía falta quedarse los fines de semana o el día de su cumpleaños ensayando. 

Hasta el propio Jauma Balagueró se preguntaba: ¿Por qué la ves tan profesional? “Y por qué no”, contesta la actriz, para la que “la idea de que, para hacer funcionar el resto del equipo, el plan final… si ella no fuese sólida no se entendería por qué James (Sam Riley) confía en ella para la misión”. 

¿Cómo fue el deconstruir los estereotipos?

Fue un trabajo bastante obsesivo. Era importante tratar a Lorraine como una más del equipo, y no como la chica. Sandra, la productora, me llamó después del rodaje para decirme que qué guay lo que se había conseguido con Lorraine, es un personaje enigmático, no terminas de saber lo que es real, lo que piensa. Me monté miles de historias, más de las que estaban escritas. No quería que fuese solo la hija de o el interés amoroso de, sino alguien pro quo en el equipo.